A esta plaza desemboca la Puerta del Reloj. Cercana a la Casa de la Aduana, en ella se realizaba el comercio de esclavos. Los edificios circundantes tienen columnas cuyos arcos embellecen esta plaza y sombrean las aceras adyacentes. Es en estos llamados portales donde se venden los mejores dulces caseros de la ciudad (Portal de los Dulces).