BARRANQUILLA GOURMET
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Este escrito no pretende ser, en modo alguno, un intento de convencer al lector de que la culinaria de Barranquilla es la mejor o más variada de la Costa Atlántica, ni del país, ni mucho menos del mundo, como tratan de hacer algunos autores cuando escriben sobre la cocina de su terruño, conmovedoramente llevados por el regionalismo. Esta ha sido una experiencia puramente lúdica, que he acometido en mis tiempos libres, con la que he gozado de la manera más sabrosa, robándole tiempo al tiempo en medio de mis ocupaciones cotidianas que nada tienen que ver con la culinaria.
Tampoco pretendo tener la última palabra sobre cuáles y cuántos son exactamente nuestros platos, como si hubiera un número finito de preparaciones. La cocina, como todo en la naturaleza, es cambiante, y casi se podría afirmar que, así como en una ciudad hay tantos acentos distintos como habitantes haya, asimismo hay tantos platos como ocurrencias culinarias puedan surgir de la cabeza de cada cocinero. Mucho menos es mi intención dictar cátedra sobre cocina, de la cual me considero un simple aficionado: Sólo he querido divertirme comentando libremente sobre una de las cosas que más me gustan de la vida. O quizás simplemente he querido evocar esos aromas, esos sabores, esas texturas que se disfrutan desde la más temprana infancia y que se quedan con uno para siempre.
La cocina de Barranquilla y sus alrededores, como la mayoría de las regiones de América, surge del tremendo choque cultural que trajo consigo el descubrimiento de nuestro continente. La llegada del europeo, y posteriormente la del africano, produjo no solo el surgimiento de una nueva raza, sino alegres aires musicales, una cultura con rasgos muy particulares, novedosas formas de lenguaje y, por supuesto, la introducción de ingredientes desconocidos que dieron origen a una culinaria originalísima.
Los europeos nos legaron el ganado, los cerdos, las gallinas, el cilantro, el ajo, la leche, el arroz, las aceitunas, la cebolla, los cítricos, la caña y el trigo, sin los cuales no podríamos imaginar nuestra dieta diaria. África nos trajo el coco, el café, el mijo, el sorgo, el plátano, la calabaza, el melón, el tamarindo, el banano y el ñame. A su vez, América empezó a exportar al mundo sus muy variados productos, los cuales se integraron de inmediato a las preparaciones ya existentes, perfeccionándolas: La pizza, cuyos antepasados se preparaban con sangre de cerdo y miel, pasó a bañarse en las deliciosas salsas de nuestros tomates; el hierático maíz dio origen a la polenta; la señorial papa calmó el hambre de miles de europeos desplazando incluso al pan; y el alegre cacao se convirtió en la base de los más finos dulces.
La cocina del Nuevo Mundo es, pues, un gran crisol de olores y sabores donde se combinaron felizmente los ingredientes de la América indígena con las viandas traídas de Europa, Asia y África, del que la gastronomía de Barranquilla es una muestra muy representativa.
RUTA GASTRONOMICA
La Alcaldía de Barranquilla, por medio de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo, ha desarrollado acciones tendientes a la construcción de un nuevo producto turístico denominado la Ruta Gastronómica.
Este recorrido por diversos sitios que comercializan alimentos de nuestra cocina tradicional, permite degustar exquisitos platos con una calidad y variedad a prueba de los más exigentes paladares.